Ajuste de Cuentos
Ángel Solís
Durante casi dos años los chetumaleños hemos sufrido una ausencia total de los funcionarios del gobierno estatal que además no pintan ni dan color. Predominan los de Cancún que prefieren permanecer en el polo turístico norteño, acompañados por contados capitalinos que no reportan resultados dignos de mención.
Pero estos funcionarios están amordazados porque no pueden lanzar libremente una declaración o fijar una postura relacionada con sus tareas. Ni en el gobierno de Roberto Borge Angulo hubo una situación como la actual.
El desprecio de estos funcionarios cancunenses hacia nuestra capital es evidente en las oficinas públicas, donde muchos trabajadores si no fuera por las fotos del organigrama pegado en la entrada de las dependencias ni siquiera sabrían el nombre de quienes cobran como sus jefes.
Chetumal es una ciudad en decadencia y las autoridades estatales que vienen y van han asegurado que no tenían intención alguna de llevarse la capital para Cancún, pero lo que no dijeron es que tampoco tenían la menor intención de sacarla del agujero donde ha permanecido.
Con pésimos servicios públicos, como alumbrado, recoja de basura, vialidades y sobre todo drenaje pluvial, al estar prácticamente a nivel del mar Chetumal tiene como destino terminar hundida o arrasada por algún huracán para ya no volver a levantarse, ante el desprecio que recibe de quienes lo gobiernan.
Sin hospitales de especialidades, sin medicamentos en sus hospitales y centros de salud, con calles rodeadas de hundimientos que son ya cavernas, los chetumaleños transitan las avenidas de su capital implorando para no aporrear su vehículo en un bache o caer en un desfonde.
En la Secretaría de Salud cobra un fantasmal y gris funcionario como lo es Flavio Carlos Rosado, quien por pasar prácticamente todos los días en Cancún no se ha enterado que las lluvias de junio generaron millones de moscos que invaden la capital y que son portadores de peligrosas enfermedades.
Muchas familias cuyas viviendas quedaron bajo el agua provocada por los aguaceros de mediados de junio, hoy están rodeadas de aguas pestilentes y moscos que ponen en riesgo la vida de miles, incluidos niños de hombres y mujeres de la tercera edad.
Chetumal puede presumir (para mal) que es la única capital de un estado que no cuenta con transporte público urbano, ya que el Suchaa con su servicio de taxis cuyas placas en un 90 por ciento pertenecen a funcionarios actuales y ex funcionarios priistas, mantiene monopolizado el transporte de esta ciudad.
Hundida en la miseria por los políticos que han llegado al poder para utilizarla con fines personales o de grupo, esta ciudad solamente espera su muerte.
Con letras de oro o dibujos en los murales del Congreso del estado no se pasa a la historia.